Estar tres semanas prácticamente desconectados del mundo virtual nos
ha permitido vivir intensamente la experiencia de conocer Noruega.
ha permitido vivir intensamente la experiencia de conocer Noruega.
He traído del país nórdico algunos souvernirs pero sobre todo momentos vividos
intensamente, compartidos con mi hijo, que estoy segura son los que realmente
perdurarán.
Pieles para cubrir las sillas, algunas piezas de diseño escandinavo, los
recurrentes imanes y regalos para familiares y amigos, pero serán las
conchas de erizos marinos recogidos y limpiados por nosotros mismos en
una escondida playa de cantos rodados en Honningsvåg las que más nos
harán evocar nuestro viaje al país escandinavo.
Es algo en lo que Javier y yo coincidimos cien por cien y verbalizamos justo
cuando estábamos allí, imaginando incluso cómo sería vivir en la calma y la
pureza de este pequeño lugar.
También imaginamos que el invierno sería realmente largo y algo duro, que
la ausencia de auténtico verano cambiado por una fresca primavera es algo
a lo que seguramente no llegaríamos a acostumbrarnos.
Pero haber podido disfrutar del aire y el agua del Ártico ha sido un auténtico lujo.
Un mar que nos ha mostrado su cara más amable, apenas algún día con
marejada, y cuya contemplación lleva inevitablemente a concienciarse
sobre el cuidado del planeta y la necesidad de salvaguardar esta zona tan
próxima al Polo Norte que es al fin y al cabo el indicador más evidente del
cambio climático.
Todo en Noruega evoca naturaleza y disfrute de las cosas sencillas.
Hemos aprendido que allí un paseo puede ser una larga caminata de casi
veinte kilómetros que haces sin apenas darte cuenta y que cansa, sí, pero
menos: quizás por el magnífico entorno o la pureza del aire.
veinte kilómetros que haces sin apenas darte cuenta y que cansa, sí, pero
menos: quizás por el magnífico entorno o la pureza del aire.
Aunque en el crucero había excursiones organizadas para casi todo, Javier y yo
preferimos la mayor parte de las veces hacer descubrimientos por nuestra
cuenta.
Llegar a puerto, coger el mapa y buscar los lugares que nos parecían más
interesantes.
A veces resulta duro y no te permite ver todo aquello que el lugar ofrece,
pero sé por experiencia que es la única manera de descubrir espacios
únicos y perdidos como nuestra playita de Honningsvåg.
También encontrar algunas curiosidades como estos restos de vajilla
nazi recuperadas de un pecio por una pequeña empresa de Tromsø
dedicada al submarinismo.
nazi recuperadas de un pecio por una pequeña empresa de Tromsø
dedicada al submarinismo.
Ya os comenté que nunca me había seducido la idea de un crucero, soy más
de estar en un sitio y descubrirlo poco a poco, por mi cuenta y sin horario
establecido.
Pero para un viaje de estas características que nos ha permitido visitar zonas
tan alejadas en latitud y tan dispares, desde el verano/primavera del sur de
Noruega, a la tundra del norte del país y llegar al desierto polar de
las Islas Svalbard, creo que resulta una elección acertada.
Los días de trayecto descansábamos y preparábamos el siguiente
destino.
La presencia del invierno es constante en toda Noruega: incluso en el corto
verano y en las regiones más meridionales es muy frecuente ver una pala al
lado de cada puerta que en poco tiempo volverá a ser un utensilio cotidiano.
verano y en las regiones más meridionales es muy frecuente ver una pala al
lado de cada puerta que en poco tiempo volverá a ser un utensilio cotidiano.
Conforme subimos en latitud el número de trineos aumenta y en las islas del
norte es curioso ver la gran profusión de motos de nieve aparcadas a la espera
de ser necesarias.
norte es curioso ver la gran profusión de motos de nieve aparcadas a la espera
de ser necesarias.
El abedul es el árbol nacional, su corteza ha sido utilizada desde tiempos de
vikingos para cubrir los tejados sobre los que luego se deposita un manto de
turba (capa de tierra con musgo y material orgánico) consiguiendo ese tipo
de cubiertas tradicional que desde hace tiempo están siendo recuperadas
por resultar el mejor sistema para aislar las casas (la capa de abedul es
ahora sustituida por un material plástico).
De abedul son también los objetos que fabrican los Sami, el pueblo originario
de Laponia, con preciosas formas redondeadas.
Una bonita taza y un cuchillo se vinieron conmigo.
Al viaje me llevé únicamente un libro pensando que tendría suficiente pero lo
terminé enseguida.
Javier sin embargo cargó con tres y finalmente recurrí a uno de los que él
llevaba, regalo de una amiga y que curiosamente se desarrollaba en la costa
de Suecia. Por momentos ponía cara y casas a los protagonistas cuando
bajábamos a tierra ;-)
Resumiendo, nuestro viaje ha estado lleno de magníficas visiones de valles y fiordos...
La mejor compañía...
Y maravillosos pueblos con casas encantadoras y jardines envidiables donde
las flores no se agostan, viviendo una larga primavera.
Tengo (tenemos) la suerte de que a Javier también le encanta el turismo
lifestyle por lo que tomé muchísimas fotografías de casas, fachadas y
jardines que ya os iré mostrando.
Aunque con algo de penita, me alegro de estar de vuelta.
¡Os echaba de menos!
Hay mi chica cuanto he hechado de menos tus post.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo que hayáis disfrutado el viaje y que tengamos la suerte de poder ver un poquito de él a través de tus fotos.
Un beso gordo mi niña.
Belen
Besos grandotes, querida Belén (también de Cris que ha vuelto hoy y está aquí morenita).
EliminarEsperó que todo esté bien para vosotros, ya sabes. Nos ponemos al día a la vuelta ;-)
Y nosotras también te hemos echado de menos… Tus fotos hablan solas de la maravilla de estos lugares, que merece la pena descubrir para tener una visión diferente de nuestro entorno cotidiano. Yo soy fan total de los cruceros por su comodidad y porque los hay que te permiten descubrir varios lugares sin cargar con las maletas día y noche. Hace años hicimos unos por el norte de Europa y estuvo genial. Besos y feliz de volver a leerte.
ResponderEliminarFantástico, un viaje ideal. Te felicito.
ResponderEliminarMarina
También se te ha añorado Piola! Que viaje tan de ensueño, que paisajes! Cuantos lugares escondidos por conocer y disfrutar! Se nota que habéis saboreado cada momento y cada rincón, ademas acompañada de tu hijo, no puedes pedir mas!!
ResponderEliminarMuchos besos!
Nika
Por supuesto que se te extrañó por el mundo digital Piola pero tu post refleja lo que imagino fué un viaje maravilloso lleno de momentos hermosos compartidos con tu hijo.Las fotos son hermosas y las agradezco profundamente ya que como yo soy amante del verano eterno ese es un lugar del mundo donde seguramente no elegiría para pasear. Estoy segura que volviste llena de inspiración, salpicada de ideas nuevas, colores magníficos y sentimientos que durarán para siempre!
ResponderEliminarAhora soy yo quién envidia tu viaje... Realmente maravilloso y digno de conocer.. Me lo apunto... Dale saludos a Cris.. Un besazo..
ResponderEliminarQué maravilla de viaje Piola, primero que nada, por la compañía, qué bien lo habréis pasado madre e hijo juntitos descubriendo Noruega, os llenasteis de Naturaleza pura, qué paisajes, cuánto verde, esos fiordos, las montañas, las casitas........Unas fotos fantásticas y muy lindos regalitos, esos erizos os recordarán siempre los momentos de paz que disfrutasteis y la hermosura de este país!!
ResponderEliminarYo, claro está, me alegro de la vuelta porque se te ha extrañado mucho, jeje...
Un besazo grandeee,
Menchu
Gracias por dejarnos ver estas maravillosas fotos. Ellas nos permiten ir un poco hasta allí.
ResponderEliminarTe echábamos en falta.
Saludos.
Un magnífico viaje, por un país lleno de belleza y calma, con unas imágenes que nos muestras espectaculares y todo con la mejor compañía!!!! Genial!!!!
ResponderEliminarY bienvenida!
BIENVENIDOS!!!
ResponderEliminarApasionante :)))))))))))))))))))))))
Qué alegriaaaaaaa ,no sabía que estabas ya en casa,me ha encantado todo lo puesto,el acompañante de lujo (de madre a madre) y con los mismos gustos (cuidado !!!esa baba jaja) por vosotros acabo de viajar a esos paises así que, gracias.
ResponderEliminarUn superabrazo
E
Recibimientos como el tuyo son los que mantienen mi ilusión por el blog, Elena <3
EliminarUn superbesazo ;-)
que viaje maravilloso Piola! seguramente las charlas y momentos compartidos con tu hijo en ese entorno seran un recuerdo imborrable. Tampoco soy de cruceros, pero hay lugares donde merece la pena y este creo es uno de ellos. Hermosas fotos!! Beso!
ResponderEliminarBienvenida!.Un viaje de ensueño es el que habéis hecho. Nos muestras parajes adorables que reflejan muchísima paz.Gracias por ayudarnos a conocer un poquito más este bellísimo país.
ResponderEliminarBesos,aún desde la playa.
María
¡Sabía que iba a encantarte Piola! Oye, y la taza que traes es un amor total.
ResponderEliminarPor cierto, nosotrxs también te echamos de menos ;)
Bueno ahora si que lo digo...preciosas fotos...espero ver muchas mas.
ResponderEliminarEl paisaje es espectacular...pero seguro que el invierno es demasiado duro para gente como nosotros...aunque esos espacios tan limpios y frescos invitan a quedarse.
Seguro que habéis disfrutado mucho del viaje, y de la mutua compañía...
No soy mucho de cruceros, pero creo que esa zona es mejor verla así...es un sitio que lo tengo anotado en pendientes...
He disfrutado con tus post...hasta pronto, espero.
¡¡Que paisajes!! Que bien sabes despertar las ganas de viajar de otros gracias a tus espectaculares imagenes. Captas magia con tu camara, Piola.
ResponderEliminarBesitos
Ay Piola, tenía ganas de ver este post, había visto pinceladas de tu viaje por instagram, pero como he estado de vacaciones y estoy recién llegada, me estoy actualizando. La verdad es que es un viaje que me gustaría mucho hacer, Noruega tiene que ser precioso, es de estos lugares que te quedan en la retina y que deseas volver a visitar, estoy segura y máxime si vas en tan buena compañía, como fue tu caso. Un bonito recuerdo que perdurará en el tiempo para Javier y para ti, estoy segura.
ResponderEliminarUn besazo.
Si te gusta viajar por Europa, el próximo destino perfecto en el Mediterráneo es Alicante. Ofrece hermosas playas, rica cultura y una deliciosa gastronomía, ideal para unas vacaciones inolvidables.
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