miércoles, 17 de junio de 2015

Indecisa



A veces se unen dos de tus pasiones y en un momento determinado surge
el dilema de serle infiel a una con la otra... 


Los libros son el objeto de mi trabajo al tiempo que siento verdadera
pasión por ellos.

Las flores y la decoración van unidas para mí pues pocas cosas crean un
ambiente más acogedor que un detalle floral, en sí mismo decorativo, o
una ilustración botánica dando carácter a una pared.


Y, ¿qué ocurre cuando tienes un libro cuyas páginas maravillosamente
ilustradas pueden convertirse en láminas bótanicas con las que crear
una composición fantástica?

Como profesional bibliotecaria, la idea de hacer peligrar la integridad del
libro me ha disuadido durante años de cortar algunas láminas, al tiempo
que mi faceta decorativa me lleva a replantearme hacerlo y recurrir a una
restauración el día que desee que las láminas vuelvan de la pared al libro.

Lo harán algo decoloradas, con ese velo que el tiempo da a las ilustraciones
expuestas a la luz, y quizás ésto más que un inconveniente sea un añadido
para quienes como yo adoramos el encanto de las imperfecciones surgidas
a lo largo de una "vida vivida" (y obviamente porque no se trata de una
edición única).



El libro del que os hablo es una pieza de gran formato editada por
Taschen, ¡cómo no!, que adquirí hace ya años.

The Garden at Eichstätt reproduce el Hortus Eystettensis, un magnífico

trabajo de registro y estudio botánico realizado en el siglo XVI por un

cualificado grupo de dibujantes y grabadores bajo la supervisión del

médico y botánico alemán Basilius Besler.



Esta edición facsimil de Taschen, en dos tercios del tamaño del original, ha
sido realizada a partir de una de las pocas ediciones originales pintadas
a mano que se conservan.



El eterno dilema bibliotecario, preservación/uso, se unen en mi indecisión:
usar o no las páginas de esta edición como láminas decorativas.


Y, mientras sigo indecisa, disfruto con las composiciones florales naturales.

Os muestro el florero realizado a partir de tubos de ensayo que adquirí en la
Fundación Carmen Pardo-Valcarce y que me ha hecho plantearme una
nueva duda: utilizar los tubos como cloches o campanas, tal cual veis en la
fotografía precedente, o hacerlo como florero con su base de madera.


En este caso no hay problema puesto que puedo hacerlo de ambas formas
dependiendo del tipo de flores, el espacio dónde lo vaya a poner y el pie
con que me levante ese día ;-)

¡Feliz ecuador de semana!



15 comentarios:

  1. que dilema!! es muy tentador ese libro, divino! pero no se si podria sacarle algunas hojas?! lamento no poder colaborar :)
    ame la opcion de ese multi florero como campanas... y con lavandas... suspiros al por mayor! un beso!

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  2. Buenos días de miércoles,menudo dilema a mí más de una vez me ha pasado y he sido incapaz de cortar las hojas del libro,a las que amamos esos preciados objetos eso es para pensarlo con calma y tu seguro que lo haces. Los tubos de ensayo quedan perfectos de una forma y otra ,me gustan las dos.Un súperabrazo. E

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    Respuestas
    1. Sí, Elena, seguramente mantenga el libro intacto y preservado: ¡deformación profesional, imagino!
      Besotes ^-^

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  3. Geniales tus dilemas. Entiendo tu duda con la preservación o el uso.
    Si te sirve de algo, mi faceta restauradora cada vez se vuelve menos académica y está más por la labor de vivir y disfrutar de las cosas.
    Por cierto, el libro es una maravilla.
    Un besazo.

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  4. Yo soy indecisa por naturaleza....pero aquí predominaría mi lado más conservador y analizando que la moda y gustos en decoración es más corta optaría por conservar el libro pero lo dejaría abierto y expuesto en un bonito soporte para ir cambiando las imágenes de tan bellas ilustraciones.

    Espero que sea cual sea tu decisión te haga feliz, que es la que verdaderamente importa.

    Besos

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  5. Es una maravilla de libro y las laminas pueden quedar genial, pero... y si simplemente sacas unas buenas fotocopias en color? No sé, es que es muy personal!
    Bss!
    Nika

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  6. Yo también soy adicta a los libros de láminas de flores de Taschen. Son geniales. Me da mucha penita que le quites hojas, aunque en algún momento volvieras a regalarle sus páginas, ya no quedaría igual,¿no crees?.
    Sobre los tubos de ensayo te diré, que a mi me gusta más con la parte de madera, pero como tú muy bien dices, al ser de quita y pon, no hay problema. Un beso grande Píola.
    María

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  7. ¡¡Nooooo arranques las paginas por favor!!
    Los floreros quedan ideales de las dos formas.
    Besos

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  8. No es indecisión,es versatilidad... Un besazoooo!!! :)

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  9. ¡Qué buena pinta tiene ese libro! Me lo apunto como posible regalo para mi chico, que es farmacéutico y le chifla la botánica.

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  10. En una de las clases que doy, usamos hojas antiguas para forrar unos cajones. EN cada clase hay indefectiblemente alguien que me reta por romper los libros (aunque son viejos, ya rotos o con hojas faltantes) pero reconozco que no se si me animaría a rompar un libro como el tuyo. Si decidís usarlo decorativamente, no te juzgo, te prometo!!!...es más te entendería!

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  11. Menudo dilema... Aunque nosotras seguramente dejaríamos el libro tal cual...Quién sabe si en el futuro se seguirán editando estas maravillas... ¡Nos encantan las múltiples posibilidades decorativas de esos tubos de ensayo!

    Besos mil de las dos

    J&Y

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  12. VIELEN DANK für deine lieben WORTE..
    ich mag auch deine BILDER sehr gern,,,,
    schicke dir eine liebe UMARMUNG,,
    aus TIROL..
    bis bald die BIRGIT

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  13. Cierto es que amputar un libro da respeto pero no es fácil encontrar láminas de estilo botánico y efectivamente son muy decorativas. Aún así seguro que si te decides a aprovechar esas láminas tendrás todo el cuidado del mundo para que ese libro no se quede manco. Ya nos dirás… besos

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  14. No se cual de las dos composiciones me gusta más porque las dos son fabulosas. Me ha impresionado mucho la inversa porque parecen estar flotando las lavandas.
    Besos

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