Carvado de sellos

Llevaba tiempo deseando grabar o carvar sellos.

Como la edad me ha demostrado en muchísimas ocasiones que

los experimentos mejor hacerlos con gaseosa, decidí probar

con elementos que tenía en casa, antes de decidirme a comprar

material específico para el carvado de sellos. 

Algunos borradores duros y, a falta del buril o gubia

con distintas puntas indicado para grabar los sellos,

experimenté con un cuter, con unas tijeritas

y, finalmente, con un quitacutículas y una aguja

que encontré en mi costurero y cuya

utilidad siempre he desconocido.

Me encantó descubrir que la idea del quitacutículas

no había sido sólo mía: a Pángala

ya se le había ocurrido anteriormente en

su blog de pequeñas-grandes soluciones.

De momento llevo cuatro sellos.

El último lo hice el viernes.

Quería darle un toque personal al envoltorio

del regalo de mi amiga Estrella, que cumplió ayer los años.

Grabé una E acabada en una estrella.

La estampé en el papel kraft con el que hice el paquete

y en una hojita con la que luego envolví el sello.

El propio sello se convirtió así en un regalito añadido. 

Ni que decir tengo que el sello me salió algo rústico,

a las imágenes me atengo.

Próximo objetivo:

apuntarme a uno de los talleres de carvado de

Ishtar Olivera, tras comprar al menos una gubia decente.