Una tarde de compras

Tener los mismos intereses y los mismos gustos es importante

a la hora de compartir una salida de compras.

En este sentido, mi hermana y yo hacemos el mejor de los tandems.

Tenemos un circuito de tiendas implícito que hace innecesario

preguntarnos dónde vamos o por dónde empezamos.

Tampoco necesitamos violentarnos o violentar a la hora de desestimar

una pieza o prenda delante del vendedor.

Con mirarnos ya sabemos qué piensa o aconseja la otra.

A mi hermana no le disgusta probarse ropa,

a mí zapatos.

Como tenemos la misma talla y calzamos el mismo número

una hace de maniquí de la otra.

Son muchos los años, las experiencias y los espacios compartidos juntas.

Recuerdo de pequeñas delante de los escaparates.

-Yo me pido eso...

-No, no, eso ya me lo había pedido yo...

-Bueno, pero entonces yo me quedo con...

Podíamos pasar así largos ratos, 

nos distribuíamos los escaparates completos 

aún sabiendo que no íbamos a comprar nada.

Ahora bromeamos sobre ello, sobre el pasado.

También sobre el futuro.

Cuando coincidimos con señoras más mayores

y notamos que son hermanas,

nos miramos y sonreímos.

Dentro de unos añitos...