Tengo una pequeña colección de instrumental quirúrgico antiguo procedente de mi familia. Me encanta el aspecto de sus mangos y el saber que en su momento sirvieron para salvar vidas. La utilidad y manejo de sus otros extremos prefiero obviarlos, lógicamente.
Junto a esos utensilios médicos me llegaron cinco pequeños fanales o campanas de vacío de vidrio.
Tenía también una base cuadrada de zinc procedente de un paragüero desechado y cinco velas de pastilla. ¡Et viola!...
Ahora tengo un centro de velitas precioso. Sólo una pega, como los fanales son para hacer el vacío, las velitas se apagan al ser cubiertas.
Pero, ¡qué más da!... ¿Acaso no hemos supeditado todos lo práctico a lo estético alguna vez?
Hola!!
ResponderEliminarEn mi blog hay algo para ti!
Saludos.
Veronica.